En lo alto de una colina existe un lugar que mira al infinito, rodeado de montañas y de un paisaje que impresiona y conmueve: una antigua mina de finales del siglo XIX, con varias edificaciones adyacentes que se han conservado a través del tiempo; son casas que fueron viviendas de mineros, almacén y fragua. Mirando con un poco de imaginación, no es difícil ver a aquellos trabajadores vestidos con ropas desgastadas, con las caras llenas de polvo o el cansancio que arrastraban sus cuerpos al final de una jornada de trabajo. Tampoco es difícil adivinar cuántas historias guarda este lugar, cuántos momentos dichosos, cuántas emociones compartidas entre las personas que habitaban en esta mina.
Y si permitimos que nuestra imaginación vuele aún más, podemos revivir el idilio de amor de un joven minero con una muchacha que solía llevar a pastar su rebaño cada día a los prados cercanos; o la triste historia de otros dos compañeros que perdieron la vida en el interior de una galería una primavera lluviosa en la que el terreno se había ablandado produciendo un derrumbe mortal. Y cómo olvidar la fiesta anual que cada verano se celebraba en la explanada, y las canciones, bailes, risas y muestras de valentía que los más jóvenes solían derrochar. Historias de amor, de desconsuelo, de júbilo, de odio, de resentimiento, de esperanza; posiblemente todas hayan tenido cabida en esta vieja mina.
No sé si realmente se puede decir que nace ahora el Festival de teatro ‘La Antigua Mina’, o si se trata, más bien, de una continuación de todas aquellas vivencias. Tal vez cuando un hermoso sitio como éste se mantiene en pie a lo largo del tiempo es porque su historia se quedó suspendida y solicita una continuación, como si los antiguos sentimientos de aquellos seres humanos estuvieran esperando que la vida les resucitara de algún modo en este lugar. ¿Y qué mejor para ello que las emociones que nos brindan los personajes de Shakespeare, Federico García Lorca, Chéjov, Tennessee Williams o Arthur Miller? Sea pues este festival una continuación de aquellas historias y, sobre todo, un homenaje a todos nuestros predecesores.
El Puerto de la Cruz Verde alberga uno de los proyectos culturales más singulares de España: un teatro al aire libre construido en una antigua mina. Sobre esta original plataforma, cobra vida un fascinante festival de verano.
El teatro de la Antigua Mina, un enclave quefue una mina del siglo XIX reconvertida en teatro, se encuentra a siete kilómetros de San Lorenzo de El Escorial. Durante todo el festival, los asistentes podrán disfrutar de una variada programación que incluye teatro clásico, música, danza y monólogos.