El festival nace en 2021 con el compromiso de acercar la danza y el movimiento a nuevos públicos, con una doble vertiente mediadora y creadora.
El Castell de Montjuïc en Barcelona acogerá una amplia programación que incluye no sólo espectáculos, seleccionados expresamente para alcanzar el objetivo de hacer la danza accesible a todos, sino también residencias, aperturas de proceso, tanto de creación como comunitarios, un taller para jóvenes y, especialmente, un espacio de mediación, verdadera seña de identidad del proyecto.
La voluntad de resignificación del espacio, en torno a la creación contemporánea y, muy especialmente, de la participación activa de la ciudadanía, ha permitido acoger, ya desde el mes de abril, a artistas en residencia que presentarán el resultado de la ciudadanía su estancia durante los dos días de festival. Una propuesta que nace, también, después de años de trabajo con diferentes fábricas de creación de la ciudad, con el convencimiento de que es desde los lenguajes del cuerpo, el movimiento y las artes vivas, desde donde se puede construir una propuesta de acceso a la cultura, en genérico, para aquellos sectores de la población que se sienten excluidos y en los márgenes.
La triple combinación de espacios no convencionales, de un equipo y espacio de mediación y de unos lenguajes, y propuestas, concebidas como punto de partida y puerta de acceso, es el rasgo distintivo, y la razón de ser, del festival. Espacios donde construir nuevas experiencias en torno a las artes y la cultura.
Fruto de este espíritu de colaboración, la elección de propuestas (tanto de las cerradas como las de aquellas “en proceso”, o con una dimensión más experimental) se ha realizado en un diálogo entre los equipos de la Fábrica de Creación de danza y artes vivas, El Graner y el Castell de Montjuïc, dos equipamientos de ciudad y que, al mismo tiempo, comparten territorio y la voluntad, y el compromiso, de articularlo.
El equipo de mediación acompañará a todo el festival, tanto las dos previas “Moujuïc al barrio”, en Hostafrancs y la Marina, como el propio festival en el Castell. Un equipo y una herramienta a disposición de las participantes para garantizar que el objetivo de la accesibilidad a las prácticas culturales pueda alcanzarse plenamente: desde el cuestionamiento, el diálogo y, también, la compañía.